No Basta con Ser Buena Persona

Últimamente, pienso mucho en lo que significa ser una buena persona y quiero saber si realmente estoy haciendo lo correcto, por ayudar a los demás y por ser amable, pero cuando veo que me equivoco tantas veces al día, me doy cuenta de que la bondad humana, por admirable que sea, no es suficiente para alcanzar la salvación de nadie.

Encontré en la Biblia que hasta el Apóstol Pablo se frustró con su lucha entre su espíritu y su carne y él mismo habló sobre la necesidad de la gracia de Dios para ser libre de sus pecados. 


Mira lo que dice: Romanos 7:18-25:

Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo. Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago... Ahora, si hago lo que no quiero hacer, realmente no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí... ¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte? ¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor.


¿Ves? Si le pasó a Pablo... :(


Mis luchas internas a menudo son más complicadas de lo que parecen, pues descubrí que hubo pecados ocultos en mi corazón que ni siquiera reconocía y que, sin saberlo, me alejaban de la bendición de Dios y de las personas a mi alrededor. Pero hoy decidí publicar esto, porque quizá tú te sientes identificado conmigo.


A veces me siento como el salmista cuando ora:

"¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón? Límpiame de estas faltas ocultas. ¡Libra a tu siervo de pecar intencionalmente! No permitas que estos pecados me controlen. Entonces estaré libre de culpa y seré inocente de grandes pecados. Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean de tu agrado. Oh Señor, mi roca y mi redentor." (Salmo 19:12-14.


¿Ves? Si le pasó a David... :(


Y en momentos de prueba, me pasa como al apóstol Pedro, pues mis debilidades salen a la luz. 

Tal como Jesús le dijo: "Simón, Simón, Satanás ha pedido zarandear a cada uno de ustedes como si fueran trigo; pero yo he rogado en oración por ti, Simón, para que tu fe no falle, de modo que cuando te arrepientas y vuelvas a mí, fortalezcas a tus hermanos." (Lucas 22:31-32). 

Pedro no entregó esto en Getsemaní cuando debía orar, y fue confrontado en el patio del sumo sacerdote, donde negó conocer a Jesús en 3 ocasiones.


¿Ves? Si le pasó a Pedro... :(


Entonces, me siento identificada, porque hay días en los que el enemigo quiere derribarme y no logro mantener mi mente fresca y mi convicción activa para que Jesús tenga el control de todo en mi vida. Si quieres saberlo, mis luchas incluyen orgullo, pereza, altivez, crítica y falta de sumisión a la autoridad y hay momentos en que mis intenciones no son claras y me doy cuenta de lo insegura e inconstante que puedo ser.


Esta semana he comprendido que la intención principal de hacer buenas obras es hablar a quienes visitamos o ayudamos, con la mejor intención de animarlos, pero sobre todo, para que conozcan a Jesús a través de nuestras vidas, por esto, tenemos que comprender el Plan de Dios por medio de Sus mandamientos.


Subraya en tu Biblia: Efesios 1:21-23:


En la Iglesia, Dios nos da unción y talento para predicar por medio de nuestras vidas cambiadas. Estoy bajo la autoridad de mi Iglesia y en cada proceso comienzo a ser mejor persona, pues el Espíritu Santo me restaura, me unge y me equipa con valor, conocimiento, gracia y dominio propio para edificar y fortalecer a otros en la Palabra de Dios.

¡Sé que esto no podría hacerlo sola!


Lee Efesios 2:8-10 y 2 Corintios 5:16-18.

Hoy, camino y caminaré con la certeza de que, a pesar de mis luchas, aciertos y tropiezos, siempre tendré la victoria en Cristo Jesús. Pues Su amor y Su gracia son suficientes para mí y cada día me esforzaré por ser la persona que Él me llamó a ser. 


AUTOR: DIATHY EN ÉL CAMINO