Tras la tormenta, la tierra aún respira,
más sobre ti, Israel, un sol nuevo se levanta.
Tu corazón, cansado por la guerra,
hoy siente el amor que tus heridas necesitan.
¡Levántate Israel, tu fuerza ha llegado!
Tu dignidad es un manto que te ha cubierto
y ya no hay temor en tu paso confiado,
Dios te ha sellado por amor a su nombre.
Tu identidad, en ÉL has encontrado,
en Cristo Jesús, tu lugar afirmado
y por el Espíritu Santo, tu libertad conquistado.
Tu ánimo está firme, en fe arraigado,
en la gloria de Dios, tu destino bien forjado.
Israel, harás el bien, con manos limpias
sirviendo al que sufre, con actos diligentes.
Bendice a mi país, que también ha creído
en las promesas del Señor.
La sabiduría del Señor te guía,
en cada paso y cada nuevo día.
Que el mundo vea esta historia de amor,
la gracia de Dios, tu gran Redentor.
¡Que crean en el Padre, el Todopoderoso!
¡Que crean en Jesús, Santo y Digno de Alabanza!
¡Y que crean en el Espíritu Santo, Eterno y Majestuoso!
Porque hay un Dios verdadero que te ama,
que siempre te ha amado y siempre te amará!
¡Dios te bendiga Israel!